Mi yo perfumado
Actualizado: 13 feb 2019
Los que me conocen saben que soy una fan de las fragancias, que sean de la industria, de autor o recreaciones históricas. Y que defiendo a través de ellas una idea del lujo duradero, a través del tiempo, de los territorios, de las emociones y de los sentidos.
Detrás de una fragancia, hay una materia prima, fascinante, cambiante, cultural. Hay el trabajo del quimista, del perfumista, del artesano del vidrio... Existe la intención palpable de la persona que elige este perfume para vestirse.
A pesar de que legalmente no sea considerado una obra de arte o una producción intelectual única y protegida por derechos de autor, el perfume es el fruto de una gran maestría de las materias primas.
A pesar de que se pueda racionalizar, con estudios de neurociencia precisos y de mesas redondas de consumidores, el perfume es el fruto de la espontaneidad de su creador.
Y la búsqueda de la materia prima cargada de sentidos, es un viaje interior que desvela en cada uno una parte inconsciente.

En los talleres de creación de perfumes, empiezo siempre las primeras olfacciones por los aceites esenciales. De eso se trata: de la primera impresión.
Elijo los aceites esenciales porque son naturales, por ello (¡y otras razones que cuento!), no saturan la nariz.
Porque van directo a la zona olfativa del cerebro, es decir la zona pegada a la zona límbica, donde almacenamos los recuerdos.
Porque así los participantes se dan cuenta de que un perfume no es un fufu en spray, sino una planta viva o una materia prima original. Y esta sorpresa olfativa despierta reacciones espontáneas incontrolables: lágrimas a veces, risas incluso, sonrisas siempre. Una sonrisa del estilo de la Mona Lisa, reflectiva e inalcanzable.
Uno de los talleres de SENTIDEA que más me gustó fue en el IED (Instituto Europeo de Diseño). La responsable había pedido que lleve los estudiantes a apropiarse el perfume como un lenguaje artístico. Como estos aprendices diseñadores utilizan el color o el textil para expresarse, podían explorar una vía distinta a través de los olores y de los perfumes.
Unos lo ven como un complemento, más o menos imprescindible, de la costura.
Otros lo ven con una parte de su personalidad, un elemento que no puede faltar. Un alfabeto perfumado para contar historias íntimas.
Una de los estudiantes, la diseñadora Ela Fidalgo, es de las que incorporan la fragancia como un viaje sensorial en sus creaciones. Creó su "YO PERFUMADO" este día y lo reinventa a lo largo de sus colecciones.
http://elafidalgo.com/portafolio/

En otros talleres, hablo de experimentos neurológicos y de encuestas sólidas de neuromarketing. El módulo de Marketing Sensorial que presento, pretende aportar pistas de reflexión sobre las últimas tendencias en Brand Experience y Brand building a través de técnicas y mensajes estimulando los sentidos.
Pero al final, me quedo con la sutil sonrisa y el placer muy íntimo de las personas que huelen por primera vez un aceite esencial de incienso o de cedro. Adoro fomentar experiencias olfativas. Experiencias gastronómicas también por cierto.
MI YO PERFUMADO es un taller muy sencillo al qué puedes apuntarte AQUÍ.